La oración que restaura
Pr. Rodolfo Sáenz
Samos 51: 1, 7, 8, 10-12.
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
Introducción.
David es un creyente del antiguo Testamento, que supo lo que fue amar a Dios con todo su corazón; pero llego a un momento cuando perdió la comunión con Dios; y sintió que estaba en un desierto, seco, sin vida, sin felicidad.
En la desesperación reconoce lo que ha pasado, se arrepiente de todo corazón y confiesa a Dios sus errores, y es restaurado delante de Dios.
O.T. Veamos las cuatro cosas que pide David en su oración.
Ten piedad de mí.
1. Apela a la misericordia.
2. Pide que sus rebeliones sean borradas.
3. Ruega ser limpiado y lavado de sus pecados.
Purifícame con hisopo. (un limpiador)
1. Sabe que hay suciedad adentro, en su corazón.
2. Quiere ser emblanquecido dentro de sí.
3. Pide a Dios que le limpie de toda inmundicia.
Hazme oír gozo y alegría.
1. Hubieron lesiones que le robaron el gozo.
2. El recuerdo de esas lesiones lo mantienen enfermo, con el alma abatida.
3. Siente que la mirada de Dios lo avergüenza.
4. Se siente indigno de la bondad de Dios.
Crea en mi un corazón limpio.
1. Busca una restauración espiritual.
2. Ruega a Dios para que no lo deseche.
3. Pide que el Espíritu Santo permanezca en él.
4. Pide un espíritu noble: amor, paz, esperanza, fe, confianza.
Conclusión.
David se restauró después de esta oración sincera.
En el Salmo 32:1-2. Dice: Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Volvió el gozo de la salvación, regreso la esperanza, se fue la afición.
Se fue la tristeza, su alma fue sanada.
Salmo 32:5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Dios perdona todo pecado que le confesamos, y nos restaura.
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