¿Cómo está tu tiempo?
Escribo esto al día siguiente del nacimiento de nuestro primer hijo, que Dios en su misericordia nos permite a mi esposa y a mí tener, al verlo nacer y vivir esta maravillosa experiencia, me sentí grandemente inquietado por El Espíritu en el tema del tiempo. Al verlo y vivir su nacimiento se afirmó aún más en nosotros la responsabilidad de formarlo en Cristo, para que cuando Él este grande siga en el propósito de Dios, y si El Señor desea que partamos antes que él, que pueda quedar una herencia poderosa en su vida y en las vidas de quienes él influya. Y si no partimos primero o El Señor viene antes, que igual esté firme en Cristo, en la bendición del Dios eterno, y que deje un legado de Jesús en las vidas de quienes influyó.
Debemos entender que nuestro paso por la tierra es temporal, no es eterno, por eso hay tres cosas importantes que conocemos acerca del tiempo, en las que hay que reflexionar. El pasado, el presente y el futuro.
El pasado es olvidado, la Biblia dice en 2°Corintios 5:17 que Dios nos ha hecho nuevas criaturas y todas las cosas son nuevas en Cristo, además en Isaías dice que Dios borra todas nuestras rebeliones por amor a sí mismo, y no se acuerda de nuestros pecados, así que el pasado es perdonado por la misericordia de Dios en Cristo Jesús.
Ahora tenemos el presente, debemos formar un nuevo presente, guiado y avivado por El Espíritu Santo, en el que honremos a Dios, disfrutemos con quienes nos ha dado de su herencia en Cristo Jesús, y expandamos su reino de amor, poder y gloria a las naciones con El Espíritu Santo. Ese esfuerzo y presente nos darán un futuro de gloria, que ya Dios tiene planeado y en sus manos, para darnos como su pueblo y linaje comprado a precio de sangre en la cruz. Además ese futuro, dejará un legado de poder a las generaciones futuras, que continuará la obra de Dios en aquellas personas que escuchen y reciban el mensaje de salvación, redención y avivamiento que Dios tiene para cada persona. Sabiendo esto tengo dos preguntas en este momento para usted, son tan importantes que algunos pueden decir de ellas depende la vida:
1. ¿Qué estás haciendo en este momento?... que también se puede preguntar: ¿Cómo estás viviendo en este preciso instante, ahora mismo, en este mismo momento?... ¿estás viviendo la vida que Dios quiere que vivas?... Si Cristo viene en este momento por su iglesia, o te llama a su presencia, con plena seguridad y certidumbre ¿serás una persona salva?, ¿tus familiares tendrán la paz de que alcanzarás salvación?, ¿Tú tienes la paz de irte con Jesús?
2. Mi segunda pregunta es de mucha importancia también y es: ¿Cuál es el futuro que estás formando? … o también puedo preguntar ¿Cuál es el legado que dejarás?... ¿cómo será esa huella que quedará en las vidas de las personas y lugares en los que influiste?... ¿cuál será la historia que podrán contar tus hijos a sus hijos, y a los hijos de sus hijos?... ¿habrá una buena historia, motivante, alentadora, llena de fe y esperanza?... ¿habrá una influencia positiva que marcará historia en generaciones de cambio, firmes en Jesús, llenos de su Espíritu, inundados del amor del Padre y con el deseo de dedicar sus vidas para Él?...
Son preguntas fuertes pero necesarias, si tienes una respuesta positiva para ellas podemos sentarnos a celebrar, podemos gozarnos, podemos alegrarnos y vivir confiadamente en El Señor Jesús y en el poder de su amor, si tienes una respuesta positiva sigue adelante con fe sin dudar, sigue corriendo la carrera de la vida, peleando la buena batalla de la fe y desarrollando el propósito de vida que Dios te ha dado. Pero… si no tienes una buena respuesta, déjame decirte que no hay nada más importante en el mundo ahorita, que cambiar esa triste y negativa realidad. Puede ser que seas una persona millonaria, con poder humano para lograr muchas cosas, puedes creer que tienes el mundo en tus manos y que tienes todo lo que necesitas, pero, si tu presente no está firme en Cristo Jesús el autor y consumador de la Fe, y si no estás garantizando un legado de poder, si no estás marcando huella en la historia para que las almas vengan a Cristo y la Iglesia del Señor sea perfeccionada, déjame decirte con todo el amor y respeto del mundo que mereces, que eres una persona muerta en vida, que lo que tengas o puedas tener es vanidad, de nada servirá las “cosas, logros y grandezas” que en este mundo puedas tener o que este mundo te pueda dar, sino hay un propósito real de Dios en tu presente, y un legado que impactará generaciones.
Hay dos cosas que Dios desea darnos en la eternidad y que por medio de Cristo las podemos tener: La primera es la salvación eterna, que es no ir al lago de fuego y azufre a sufrir por siempre con la muerte eterna, sino que ir al cielo, a vivir eternamente con Cristo, en un lugar especial donde no habrá hambre, ni llanto, ni tristeza, ni dolor, como dice la Biblia y la canción, donde “El sol no dará su luz, ni tampoco su calor, ahí llanto no habrá, ni tristeza ni dolor, porque entonces Jesús el Rey del cielo, para siempre será el Consolador”. La primera cosa que podemos tener en la eternidad, es la esperanza de salvación en la gloria de Cristo Jesús, por medio de su muerte y resurrección hace más de dos mil años. La segunda cosa que podemos tener es el galardón, la Biblia nos enseña que Dios nos honrará a cada persona según nuestras obras con un galardón, un premio, una recompensa como honra al esfuerzo que hayamos hecho para su reino. Seremos recompensados por la gracia y misericordia que Dios tiene para con nosotros en Cristo Jesús, porque Él es un Dios fiel, es un Dios de amor.
La Salvación la obtenemos con nuestro presente. Lo que estemos haciendo ahora mismo, en este preciso instante. La Biblia dice “el que está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas”, habla en presente continuo, no de algo a distancia, ni del futuro, ni del pasado, sino que es estar en Cristo ahora mismo, en cada instante de nuestro existir, en cada momento permanecer en Él, eso permitirá que por medio de su abundante gracia, maravillosa misericordia e infinito amor que Él tiene para con nosotros que permanecemos en Jesús, seamos salvos. Porque al creer y vivir en Cristo somos salvos. La Biblia dice en Juan 3:16 y 17: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
El Galardón lo obtenemos por nuestro legado, eso que hicimos para bendecir, avivar y cambiar en Cristo las vidas de las demás personas, nuestra influencia en esta tierra, nuestra huella, eso que dirá “por aquí pasamos”, es lo que nos dará la recompensa en el Cielo. En otras palabras el galardón lo recibiremos conforme hayamos usado nuestros talentos, conforme hayamos desarrollado el llamado al ministerio…. lo recibiremos según nuestro esfuerzo para cumplir ese gran objetivo de vida: Primero Honrar a Dios, luego disfrutar con quienes nos ha dado de su herencia y también expandir su reino hasta lo último de la tierra. En Apocalipsis 22:12 y 13 dice la Palabra de Dios: He aquí yo (Jesucristo) vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
Apreciada persona, una vez más te digo, si tu presente está en Cristo y tu legado bendecirá la vida de miles conforme al propósito Dios, te felicito y motivo alentándote que no desfallezcas, te quiero decir ¡sigue adelante que Dios te lleva de su mano!... pero, si éstas no son las respuestas que con firmeza hay en ti ahora mismo, si no es ésta la seguridad interna que tienes, si no estás total y completamente confiado en que estás en Cristo y tu legado es de Dios, ahora mismo tienes la oportunidad, la necesidad y el momento, para asegurar tu presente y tu legado en Dios. Ahora mismo puedes sincronizar, coordinar y afirmar tu brújula que guía tu camino, tu calendario que maneja tus días, ahora puedes acomodar tu reloj de tiempo, al momento, al propósito, al tiempo y al espacio de Dios. Porque de nada sirve lo que el mundo te pueda dar ahora y en la vida, si tu eternidad será de muerte y soledad.
La Biblia dice que en Cristo hay paz, amor, esperanza, que hay una vida nueva, no como el mundo la pueda dar, ya que las cosas de este mundo pasarán, el tiempo pasará, el dinero se acabará y hay cosas que no podrá comprar, pero la palabra de Dios, sus promesas, su amor, su poder, su protección, su provisión, su influencia en tu vida, permanecen y permanecerán para siempre, porque Cristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, si fue fiel ayer, lo es hoy y lo será por siempre.
En Cristo hay plenitud, la plenitud de Él quien llena todo tiempo y espacio de tú vida. Si deseas hoy ser libre, afirmar tu vida en Dios, asegurar no solo tu eternidad sino también crear un legado que bendiga tu vida, tu familia y cada área de todo lo que eres y tienes, por generaciones y generaciones, vamos a orar ahora mismo para entregarle tu vida al Salvador Jesucristo, y si ya lo has hecho pero tienes necesidad de reconciliación, vamos a hacerlo ahora mismo. Éste minuto siguiente, es el más importante de tú vida y tus generaciones futuras, vamos, ora conmigo en este mismo momento:
Padre Celestial, de verdad te necesito y quiero amarte, sé que te he fallado, pero en este momento reconozco todos mis pecados y me arrepiento. Creo Jesucristo es tú hijo que murió y resucitó para darme salvación y vida eterna. Ahora mismo Dios, te entrego mi corazón y mi vida, Señor Jesús ven a mí y sálvame, llena mi vida de tu Espíritu Santo ahora mismo, escribe mi nombre en el libro de la vida, te entrego mi vida y todo lo que soy lo que tengo. Ahora mismo renuncio a todo aquello que no te pertenece, declaro que tú Espíritu llena y tu propósito se cumple en cada área de mi vida, y a partir de este momento todo lo que soy lo que tengo sin reservas ni condiciones te pertenece a ti. En el nombre de Jesús, Amén.
Ahora mismo nuestra familia y ministerio declaramos sobre tu vida las bendiciones de Dios, en el nombre de Jesucristo, declaramos que Dios es tu Padre, tu Señor y tu Salvador, te protegerá, te cuidará, te bendecirá y cumplirá Su propósito maravilloso y de gloria en todo lo que eres y tienes, desde ahora y para siempre, en el nombre de Cristo Jesús. Amén y Amen.
Te amamos, te felicitamos y bendecimos, en el nombre del Señor Jesús.
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